Casi a las diez de la noche, el 20 de abril del 2010, la pesadilla en la que se iba a transformar el peor derrame de crudo en la historia de la industria petrolera, había comenzado. La Unidad de Perforación Móvil Costa Afuera Semi-Sumergible Deepwater Horizon, un pozo petrolero en las aguas del Golfo de México explotó, llevándose 11 vidas humanas, y causando un daño irreparable a la vida marina en el área. De acuerdo con los reportes de Estados Unidos, se estima que 4.9 millones de barriles de crudo se derramaron de los pozos de la plataforma, antes de que puedan ser controlados, tres meses después en julio. Cuatro años después, la Federación Nacional de Vida Silvestre presentó un reporte mostrando instancias de exposición a crudo en 14 de las especies encontradas en las aguas del Golfo; tortugas muertas, delfines enfermos, y cachalotes con un conteo de metales mayores a lo normal, es la norma en la actualidad. Existe una sospecha de que los pozos petroleros de la plataforma aún siguen derramando crudo y los resultados no son muy buenos.
La explosión - ¿Qué pasó en realidad?
La explosión y el estallido con fuego subsecuente se los pueden atribuir al hecho de que las plataformas petroleras en el Golfo de México trabajan con las mínimas precauciones de seguridad requeridas, para no romper la ley. A medida que la presión aumentaba en el perforador marino en niveles anormales, una burbuja de gas metano se disparó hacia la superficie desde los pozos, expandiéndose a través de la columna, y prendiéndose fuego en la superficie. Después de la explosión, los trabajadores en sitio solo tuvieron cinco minutos para prepararse para la evacuación – 11 de ellos fallecieron en el accidente. El incendio duró más de un día, y el 22 de abril, la plataforma petrolera ya estaba bajo el agua. Los guardas costeros fueron notificados del hundimiento alrededor de las 10 de la mañana, y para la tarde las aguas alrededor del pozo petrolero sumergido estaban llenas de crudo que se filtraron desde la profundidad de los pozos, a un ritmo de 8000 litros por minuto.
Limpiando el desastre
British Petroleum, la empresa que manejaba la plataforma empezó con trabajos de limpieza al intentar cerrar de forma remota el mecanismo de prevención de explosión submarino. Luego, se colocó un domo sobre el derrame de crudo más grande y se vació por sifón el crudo hacia una barcaza. Si bien esta técnica se conoce por su funcionamiento en aguas poco profundas, la misma falló y no funcionó de forma efectiva en este escenario. El uso de explosivos e incluso explosiones nucleares para sellar el pozo submarino por completo, se descartó por completo debido a la poca certeza de su efectividad en este escenario. Finalmente, Transocean – la compañía dueña del pozo – llevó perforadoras para crear pozos de apoyo y alivio en el sitio. Cuando se consideró que el nivel del crudo que estaba en el pozo que explotó, se encontraba estático, se colocó cemento encima del mismo, para crear un sello en el canal de flujo. El mecanismo de prevención que había fallado, se lo reemplazó con uno nuevo, y el 19 de septiembre del 2010 – un poco más de cinco meses después de la explosión – el pozo con fugas de la plataforma Deepwater Horizon se lo declaró “efectivamente muerto”.
Las Secuelas
Incluso después del sellado del pozo, el crudo continuó escapándose del sitio de la plataforma y se reportaron derrames en enero del 2013. La investigación realizada por expertos de BP reveló que estas filtraciones de crudo son de un tamaño de ocurrencia natural, y no representan una amenaza a la vida marina en el área. Sin embargo, el crudo de la explosión no se ha ido por completo. Fue desplazado a pantanos en las aguas del Golfo, ha cubierto el fondo marino, y sigue apareciendo en las playas de vez en cuando. Aun cuando los expertos mencionan lo contrario, el peor desastre de derrame de crudo en la historia de la industria petrolera está lejos de terminar. Durante y después del desastre un número de equipos que incluyen barreras, skimmers, absorbentes y otras herramientas, se han utilizado para contener el derrame de crudo que aún permanece en grandes cantidades.